Viene de aquí.
Publicado
el 14 del 11 de 2012
La
atmósfera es un sistema complejo y dinámico, lo cual provoca dificultades
enormes de predicción del tiempo. Tanto es así que su estudio está relacionado
con el origen de la teoría del caos, y
de esta se benefició. Pero sigue habiendo tremendas dificultades de predicción
en el campo y cambios en las bases de este sistema provocan mayor incertidumbre.
El resultado es que todavía no se puede trabajar con modelos fiables para
pronosticar con confianza una tendencia del cambio climático.
Pese
a esto, a grandes rasgos existe unanimidad respecto a ciertas consecuencias de
la subida de la temperatura media en la atmósfera terrestre y en sus aguas. Y
lejos de pretender alarmar, en general, dichas conclusiones han llevado a la comunidad
internacional a tratar el cambio climático como uno de los hechos más
relevantes que condicionará la vida de todos los seres vivos en el planeta a
partir del siglo XXI. Y no es extraño darle tal importancia, pues se presume
que la mayoría de las extinciones masivas que han ocurrido en la Tierra están
relacionadas con cambios climáticos globales; glaciaciones o calentamientos
globales.
El
cambio climático que vivimos puede que llegue a provocar subidas considerables
en el nivel del mar por descongelación de hielos hasta ahora permanentes de la
Antártida, de Groenlandia, de los glaciares y por derretimiento de las nieves
de montaña, y probablemente su intensidad será mayor en determinados puntos del
planeta por intervención de las mareas. Esto puede cambiar, en cierto grado, la
geografía de muchas ciudades costeras. Este es el dato más recurrido y más
atractivo para hacer de este, un tema de relevante interés general. Pero las
consecuencias más impactantes están realmente relacionadas con cambios en la
distribución de las lluvias y con cambios en la duración de las estaciones o en
la estructura de los ecosistemas:
Cambios en el ciclo hídrico
Se
asume que el calentamiento global provoca y provocará desertización en
determinadas zonas actualmente húmedas, una desertización extrema en zonas
desérticas, mayores y más numerosas tormentas oceánicas, y en tierra firme,
mayor número de ciclones y tornados y cambios en la distribución de las
precipitaciones.
A
nivel humano esto puede repercutir en conflictos sociales graves entre
poblaciones que en el peor de los casos se traducirán en guerras solamente motivadas
por el control de los recursos hídricos o de tierras cultivables.
Invasiones y extinciones de especies
Muchos
organismos requieren de un rango determinado de temperaturas para completar su
ciclo biológico. Una subida de temperatura en una zona puede provocar
migraciones de organismos que porten enfermedades no endémicas de la zona que
invaden y ante las cuales, la población que las padecerá no tendrá ninguna inmunidad
natural. También es posible que las elevadas temperaturas provoquen la muerte
de predadores de organismos propagadores de enfermedades que antes estaban
controladas o de organismos que, formando parte fundamental de una comunidad
ecológica podrían provocar la extinción de otras muchas especies, en ocasiones
fijadoras de CO2, lo cual se traduciría en un mayor incremento de la
concentración de este gas en la atmósfera, como ocurre con la desaparición
paulatina del coral.
El Katrina visto desde el espacio y sus consecuencias a su paso por Nueva Orleans (Imágenes sacadas de Wikipedia)
Cambios en la alternancia estacional de
temperaturas
Los
cambios en la temperatura ambiental pueden cambiar la dinámica de los ciclos de
transporte de calor tanto en el mar como en la atmósfera. En lo que concierne a
la atmósfera, es posible que estos cambios produzcan la alternancia cada vez
más brusca entre las estaciones de invierno y verano en ambos hemisferios
pudiendo llegar a desaparecer el otoño y la primavera. Esto puede ser el
detonante de la extinción de especies de animales y plantas adaptadas
evolutivamente a unas alternancias de temperatura estacionales que guían sus
ciclos biológicos. Así mismo también puede provocar una menor producción
agrícola.
Liberación de sedimentos de CO2 o metano
Una
de las mayores preocupaciones del calentamiento global es su capacidad de
acelerarse por sí mismo (retroalimentación positiva). La descongelación de
ciertas zonas árticas podría provocar la liberación repentina de enormes
cantidades de gases invernadero como metano o CO2 atrapado en y bajo
el hielo, lo cual podría repercutir en cambios todavía más drásticos en la
composición de gases de la atmósfera.
Mayor captación de energía electromagnética del Sol
Ya
se ha mencionado brevemente. Es un proceso de retroalimentación positiva igual
de peligroso que el anterior. La nieve y el hielo, por su color blanco, reflejan
una gran parte de las longitudes de onda de la radiación electromagnética solar
en comparación con cualquier otro color. La desaparición de capas de hielo en
el ártico podría provocar que el mar, por no reflejarla, captase mucha mayor
energía calorífica que si estas capas de hielo se mantuviesen.
Cambios en las corrientes oceánicas
Uno
de los mayores temores con los que se trabaja es con la posibilidad
aparentemente paradójica de que a largo plazo, el deshielo de Groenlandia provocado
por el calentamiento global pueda aportar agua dulce suficiente al Atlántico
Norte como para interrumpir la cinta
transportadora del Atlántico. Si por estas circunstancias, dicha
cinta se detiene, el calor ecuatorial sería transportado muy lentamente hacia
el Norte y ello provocaría una nueva glaciación, de una intensidad y duración
difícil de pronosticar.
Imagen que representa la corriente termohalina de los oceános en la actualidad.
(Imágen sacada de Wikipedia)
(Imágen sacada de Wikipedia)
Es
decir, aunque parece extraño, un calentamiento global podría provocar
posteriormente un enfriamiento global afectando a una gran parte del hemisferio
norte. Aunque no se tiene conocimiento de cuánto tiempo se puede tardar en
alcanzar esta situación, sí se sabe que será insuficiente para una evacuación
total no preventiva y ordenada de las zonas pobladas y previsiblemente
insuficiente para una paulatina adaptación biológica de las especies de zonas
templadas. (Léase; o emigrarían o se extinguirían).
En
definitiva, cualquier cambio brusco en las temperaturas del planeta puede
provocar, y de hecho, ha provocado varias veces, la extinción de numerosas
especies, llegando a ser en ocasiones tremendamente eficaz, acabando con un
alto porcentaje de las especies de animales, vegetales y hongos del planeta,
entre el 60 al 80 % de las especies del planeta, en la época respectiva dependiendo de laextinción.
Estos
eventos no dejan de ser fenómenos naturales, los cuales podrían considerarse normales,
dado que no han sido infrecuentes, aunque es una frecuencia de la que no parece
poderse extraer periodicidad cíclica.
Los
cambios de temperatura media planetaria consecuencia de cambios en la
composición de la atmósfera han ocurrido por varias razones, desde la aparición
de organismos excretores de O2 en un nuevo metabolismo fotosintético
hasta la acción de supervolcanes que afectaron globalmente al planeta cubriendo
de ceniza toda su esfera durante decenas de años, pasando por cambios en la
actividad solar o por cambios de inclinación en el eje de rotación terrestre
respecto a su órbita. Pero esta es la primera vez en la historia del planeta en
la que una especie cambia el clima de la Tierra en breves décadas, siendo al
mismo tiempo consciente de ese hecho y de las posibles repercusiones que esto
puede tener no ya para el futuro a largo plazo de la vida terrestre sino para
su propio futuro a corto plazo.
Guerras
No
obstante, pese a todo lo mencionado anteriormente, tal vez podría decirse que
la consecuencia más grave que podría provocar el actual cambio climático sería
alcanzar situaciones propicias para el inicio de una guerra nuclear, de la
cual, dada la capacidad actual de destrucción mutua asegurada por parte de las
superpotencias, poco o nada de la civilización humana y de muchas especies
animales y vegetales podría salvarse
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