Publicado el 14 del 11 de 2012
Viene de aquí.
El
problema de la discordancia entre la comunicación respecto al efecto de la
actividad humana en el cambio climático terrestre y los hechos científicamente
demostrados es general, pero la problemática es acuciante en España, país en el
que voy a centrar este somero análisis por ser el caso que mejor conozco.
En
nuestro país, la importancia de la ciencia a nivel social es en general tremendamente
baja, y, sin embargo, aquella que se refiere al cambio climático parece tan
relevante que todo el país está dispuesto a dar su opinión o a tergiversar y
manipular a su antojo las palabras de los expertos que estudian el tema.
Absurdamente,
en España la negación de que el cambio climático sucede se ha transformado en
una herramienta de batalla política: la ignorancia frente a la realidad. Esto
ha dado como resultado situaciones tan demoledoramente kafkianas que solo son
cómicamente asumibles en una sociedad como la nuestra.
Y es que el propio Mariano Rajoy, aspirante a la presidencia de nuestro país y conocido curricularmente por sus continuas desafortunadas declaraciones, en su momento llegó a declarar, poniendo en boca de un primo físico suyo, que “Oiga, he traído aquí a diez de los más importantes científicos del mundo y ninguno me ha garantizado el tiempo que iba a hacer mañana en Sevilla. ¿Cómo alguien puede decir lo que va a pasar en el mundo dentro de 300 años?”
Se
ve que este hombre no puede ser climatólogo. Aunque yo diría que tampoco gestor
de nada y mucho menos presidente de gobierno, aunque en España está visto que
cualquier sociópata merluzo puede llegar a ser presidente, véase José María
Aznar...
No
se necesitan estudios de secundaria para interpretar que la relación entre el
tiempo del fin de semana y la climatología global no pueden relacionarse usando
una frase tan simplista como la expuesta anteriormente. Y, además, por descontado
que nadie con un mínimo de criterio ha osado hacer nada similar a lo que su
pregunta plantea, por lo ridículo que hubiese sido. Por lo que el solo hecho de que un aspirante a
presidente de un país sea capaz y tenga la desvergüenza y la desfachatez de
pronunciar estas palabras públicamente a los medios de comunicación sin dimitir
posteriormente de su cargo de responsabilidad en la política de turno, permite
emitir un claro y tajante veredicto en respuesta a la pregunta planteada: “¿Qué ocurre en España?”. Que cada uno juzgue por sí mismo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario