Fuente: http://flic.kr/p/8xHPxN
Definición de la ciencia ficción
“La
ciencia ficción es un género de narraciones imaginarias que no pueden darse en
el mundo que conocemos, debido a una transformación del escenario narrativo,
basado en una alteración de coordenadas científicas, espaciales, temporales,
sociales o descriptivas, pero de tal modo que lo relatado es aceptable como
especulación racional”. (Eduardo Gallego y Guillem Sánchez, 2003).
He
escogido esta definición porque a mi juicio es una de las más completas y más
clarificadoras exceptuando el uso de la palabra género, disentimiento este que explico aquí.
Si
existiese un acuerdo unánime en esto, cualquier narración imaginaria que no
fuese aceptable como especulación racional no sería tampoco ciencia ficción,
sino solo fantasía. Ahora bien, uno se preguntaría, ¿qué es aceptable como
especulación racional y qué no lo es? Pues yo la circunsribiría al criterio de
aceptabilidad de los científicos, ingenieros y de los estudiosos
de las ciencias formales, naturales y sociales respectivos dado que quien
puede analaizar si algo es ciencia, ficción o ciencia ficción debe ser alguien
con experiencia en ciencia, pus lo que se trata de cuestionar en una obra para
catalogarla en la ciencia ficción es especialmente lo concerniente a la palabra
“ciencia”, y no tanto lo concerniente a la palabra “ficción”.
Además
de esto, yo añadiría “en el momento en el que se ha escrito” a “…especulación
racional”, incluyendo de ese modo en el género a todos aquellos relatos
desfasados en el tiempo que han escogido como premisas, hipótesis que tras
haberse escrito o publicado el libro, el relato o dirigido la película, han
sido completamente rechazados como posibles o superados por la ciencia. De este
modo, una novela de Julio Verne sobre un viaje de personas a la Luna, no dejaría
de ser ciencia ficción tras 1969.
Mi
definición, por lo tanto, quedaría como sigue:
“La
ciencia ficción es toda aquella historia imaginaria, narrada, hablada o filmada
que no puede darse en el mundo presente en el que vivimos debido a una
transformación del escenario basado en una alteración de coordenadas espaciales
y/o temporales, pero de tal modo que en el que se ha escrito, lo relatado es
aceptable desde la perspectiva de los conocimientos tecnológicos científicos y
sociológicos como especulación racional".
Si
bien es cierto que la aceptación de una narración imaginaria como especulación
racional es algo relativamente subjetivo, existen límites científicos,
tecnológicos e incluso sociales que pueden ser trazados. Es por ello que la
aceptación de incluir algún escrito o película en el conjunto de la ciencia ficción
debería ser juzgado por científicos, ingenieros o por estudiosos de la
respectiva ciencia formal, natural o social, debiendo haber un mínimo consenso
científico que, como las propias conclusiones científicas, puede variar con el
tiempo. Esto implica que, en teoría, ciertos libros que son consiedarados de fantasia
en una época determinada puedan considerarse de ciencia ficción, demasiado
adelantados en el tiempo, en otra.
Claro que habrá quién se pregunte entonces:
si un escrito es fantasia en una época por estar tan alejada de la imaginación
especulativa de la ciencia de la época respectiva y luego se vuelve ciencia
ficción cuándo los conocimientois científicos hacen entrever que dicha fantasía
es en teoría (pero no en la práctica), alcanzable, teniendo en cuenta además de
que la subjetividad en ese criterio sigue partente pese a que sean científiicos
o ingenieros quienes juzguen el veredicto, ¿qué sentido tendría hablar de
ciencia ficción para separar un tipo de libro de otro que sea considerado
fantasia? Bien, la respuesta a esta pregunta sería en realidad, ninguno, pero
como se hace, sería necesario marcar estas pautas. Además, cabe indicar que el
caso que he descrito no ha ocurrido casi nunca en la historia.
Pero claro, la física actual deja entrever que no es tan descabellado pensar que pueda haber quizás incontables Universos cohabitando en dimensiones paralelas y/o que hay dimensiones fuera del margen en el que nos desenvolvemos dentro de cada uno de los Universos posibles. Entonces, dado esto, cualquier autor podría alegar que una narración suya en la que se rompe toda lógica y principios físicos fundamentales o coherencia evolutiva básica sucede en uno de esos Universos paralaelos absolutamente incongruente obligando a incluir una novela originalmente calificada como de fantasia en la ciencia ficción. Entonces, ¿tiene razón?
Pero claro, la física actual deja entrever que no es tan descabellado pensar que pueda haber quizás incontables Universos cohabitando en dimensiones paralelas y/o que hay dimensiones fuera del margen en el que nos desenvolvemos dentro de cada uno de los Universos posibles. Entonces, dado esto, cualquier autor podría alegar que una narración suya en la que se rompe toda lógica y principios físicos fundamentales o coherencia evolutiva básica sucede en uno de esos Universos paralaelos absolutamente incongruente obligando a incluir una novela originalmente calificada como de fantasia en la ciencia ficción. Entonces, ¿tiene razón?
Podría tenerla, pero
sería responsabilidad nuestra entonces la de hacer desaparecer los géneros
literarios, pues todo libro de fantasia sería parte entonces de la ciencia ficción.
De no ser así deberíamos mantener un criterio de modo que si expresamente la
novela trata de esos posibles universos paralelos como tema de la novela, esta
sería considerada de ciencia ficción, y si la novela no muestra interés alguno
en hacer constar que lo que se cuenta sucede en otro Universo paralelo pero
tampoco en este, es simple fantasia.
Dos
ejemplos fáciles para entender esto son “El Señor de los Anillos” y “Star
Wars”. Ambas obras nos narran historias en mundos relacionados con el nuestro
cuyas diferencias con nuestro presente se decriben en el marco de otras
coordenadas espacio-temporales. Quiere decir esto que definen los sucesos en el
mismo Universo que el nuestro. Pero al mismo tiempo existe la incoherencia
científica, histórica y social de que en esas historias se narran magias y
sucesos racionalmente incompatibles con nuestro Universo. Por lo tanto, ambos
creadores, Tolkien y George Lucas realizan una declaración nítida de que lo que
cuentan es pura y absoluta fantasia, imposible de que esté ocurriendo en este
Universo, aquí y ahora, ahora pero en otro lugar o en otro lugar y en otro
tiempo. “La magia, como la entendemos, no existe en este Universo, pero podría
existir en otro Universo paralelo”, diría alguien. Ya, pero ninguna de estas
dos obras muestra ningún intento de mostrar que el tema que pretenden tratar es
la problemática científica de la posibilidad de Universos paralelos, al
contrario, dictaminan en su marco inicial que transcurre en este mismo Universo.
Además
de todo esto, actualmente parece haber un consenso global de que la ciencia
ficción puede ser considerada un género de películas o de libros. Pero a este
respecto no estoy muy de acuerdo y expondré mis motivos en el siguiente
capítulo.
Y
la pregunta que quedaría por resolver tras tal disertación sería: Pero ¿qué
sentido tiene darle tantas vueltas a las cosas? Pues el que ya se le ha dado
inicialmente. Si tenemos definiciones establecidas, o las retiramos por
rendirnos a la imposibilidad de mantenerlas por la complejidad de definir la
realidad o las redefinimos si quedan resquicios por matizar para así evitar
confusiones.
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